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9. Muerte

COMPRENDIENDO LA MUERTE COMO LIBERACIÓN ESPIRITUAL

Después de haber tratado acerca el amor increado, en el siguiente capítulo trataremos acerca de la muerte consciente. El amor increado solo puede ser comprendido en su plenitud después de superar el arquetipo muerte. No nos referimos a la muerte física, sino a la muerte iniciática, la cual proporciona al virya el asiento de la piedra fría desde donde puede comprenderse todo el proceso rúnico noológico, resignando todo lo arquetípico psicoideo, que son las tres cajas culturales que hemos expuesto en la Introducción, hasta purificar la sangre en su totalidad. Recomendamos, antes o después de leer este capítulo, ver la película "Ghost Dog" (1999), la cual trata sobre un virya que, tras leer HAGAKURE ("Oculto entre las hojas", que es el mismo libro que inspiró el presente capítulo) ha decidido adoptar el modo de vida estratégico del Samurái, es decir, el BUSHI-DO, o "camino del guerrero" que está vetado al sacerdote.
Huelga decir que el texto de Yamamoto Tsunetomo, que recoge la esencia del código de Honor de los samuráis, ha sido malinterpretado, seguramente manipulado y posiblemente mal traducido. Por ello, todo ha de leerse con una afilada mirada hiperbórea que discierna la verdad de la mentira.

Aquí les enlazamos el libro:
- En español: http://uploaded.net/file/icd92vee
- En inglés: http://judoinfo.com/pdf/hagakure.pdf
 

  

EL CAMINO DEL GUERRERO



La manera en que está estipulada el comienzo de la vida humana en el ciclo de reencarnaciones es mediante el nacimiento animal. A priori, desde un punto de vista materialista moderno, parece que nacemos como un nuevo sujeto, totalmente original, que nace, crece, se reproduce y muere, y fin. No hay nada más allá de la muerte, dicen los materialistas, y ven con buenos ojos la Creación porque afirman que "no es una Creación, sino una Evolución". Para los materialistas ateos, si la Creación está hecha por un Dios, entonces es "mala", pero si la Creación está hecha por una misteriosa fuerza oculta que no puede conocerse, entonces la Creación es "buena". La cárcel material sigue siendo la misma, pero los materialistas ateos sienten odio emocional hacia las tradiciones populares y la sabiduría ancestral, porque ellos las equiparan indiscriminadamente con las instituciones religiosas, por lo que se polarizan, y consideran "bueno" todo aquello que evolucione, aunque no sepan a qué evoluciona, y consideran "malo" todo aquello que suponga la existencia de una instancia superior al hombre. ¿Cómo va a ser una criatura que ignora su Origen la inteligencia suprema del Universo? Ellos justifican el sinsentido de la existencia argumentando que somos "animales evolucionando" sin otro fin que el de seguir evolucionando indefinidamente, sin ninguna meta concreta más allá de procrear y agotar los recursos. Dicen considerar al ser humano como el ser más elevado de todos, el más digno de tener "derechos", pero lo cierto es que estos materialistas tratan mejor a los animales que a los humanos, prefiriendo alimentar y proteger a un perro, o a una foca del Ártico, por ejemplo, antes que a un virya desfavorecido en su propio país, al cual llaman "Lumpen", que puede traducirse como "populacho" o "gentuza". Este es el punto de vista de todos aquellos que rehúyen la idea de la muerte: lúdico y emocional. Están tan apegados a la vida que no quieren que termine. Una comprensión semejante de la vida y la muerte se basa en evitar hacerse las preguntas existenciales más básicas y comunes, tales como:  ¿Qué había antes del Universo? ¿Por qué somos arrojados en la existencia? ¿Qué hay más allá de la muerte? ¿Tiene nuestra muerte un significado? 

En nuestro estado actual no podemos elegir nacer, sino que "ya estamos nacidos" cuando tomamos consciencia y control de nuestros actos. Es por ello que el valor de la elección se desplaza del nacimiento a la muerte. Debido a que el nacimiento es impuesto e inmodificable, es la muerte el hecho que realmente podemos dotar de un sentido noológico. Dependiendo con qué ojos se mire, el significado de esta cuestión tendrá dos vertientes. Al observar la vida con los ojos del alma o sujeto anímico no se puede percibir ni comprender la muerte como liberación del espíritu eterno. El alma solo conoce el amor racional y el odio emocional, y ni ve ni se plantea que exista lo no-material. Está sujeta a los designios de su Creador, que le atan en el sufrimiento evolutivo, obligándole a llevar una vida de esclavitud, de trabajo forzoso, alimentando inconscientemente a un Dios que está loco. Por lo tanto, la respuesta del dormido ante la incertidumbre existencial será que nacer es un "regalo" (de ahí que siga el juego de la procreación), llegando incluso a suplicar a su Creador para sufrir más y así perfeccionarse, si el virya presenta una actitud sacralizante.

El virya que se prepara para trascender la muerte, en cambio, ya no ve la vida como un regalo, sino como una fase dentro del desarrollo de una guerra esencial. El virya con actitud graciosa se considera atrapado temporalmente en un Universo de materia, y por eso le declara la guerra al Demiurgo, el Creador de la ilusión y el engaño. El texto se centrará en la visión espiritual guerrera dejando al margen la ignorancia del raciocinio animal.

 

Para comenzar hablando de la muerte, postulemos primero que, excepto los bebés o los deficientes mentales, todas las personas son conscientes de su propia mortalidad. Como ya adelantamos más arriba, el problema consiste en que la mayor parte de la Humanidad, de actitud lúdica, entienden la muerte como algo "malo", y por ello tienden a evitar lo que les recuerde que son mortales. En contraposición, la vida es considerada "buena", y es por ello que la radio, los periódicos, la televisión, las películas, etc., nos recuerden constantemente lo buena que es la vida y lo mala que es la muerte. Desde que somos pequeños, los mayores ponen caras de dolor o un tono amenazante al hablar de la muerte, de manera que mentalmente asociamos "muerte-dolor", "vida-no-dolor", traspasándonos sus miedos, condicionándonos así de por vida. Si los mayores tuvieran una mínima formación filosófica, comprenderían que es justo al contrario, que el dolor solo sucede durante la vida, y que el dolor no existe en la muerte. Un vivo siente dolor y sufre amenazas; un muerto no.

Considerando la muerte como "malo" y la vida como "bueno" estamos declarando que usaremos nuestra voluntad para acercarnos a la "vida" y alejarnos de la "muerte". Lo que resulta de esta actitud es una moral de esclavo, en la que se intercambia la "libertad de acción" por la "seguridad material". En efecto, en nuestra sociedad actual la mayoría prefiere "vivir de rodillas" que "morir de pie" debido al apego que siente hacia los estímulos que produce la vida mundana. No hace falta explicar a aquellos que han decidido seguir la vía de la "gnosis" que lo "bueno y malo" consiste en un dualismo moral que no nos ayuda a conseguir nuestro objetivo, es decir, escapar del Infierno material, y por lo tanto ha de ser descartado inmediatamente.
Los sujetos inmersos en la dualidad son conscientes de que un día habrán de morir pero tratan por todos los medios de postergar su muerte, al tiempo que confiesan creer que hay "un momento para cada uno", un momento en el que "te llega la hora". Es decir, ellos intuyen que habrá un momento preciso para morir, pero quieren ser los últimos en hacerlo, y desde luego, morir con el menor dolor posible, siempre a costa de todo ideal o promesa. La fuente de su error consiste en la auto-ignorancia de que viven proyectados hacia el futuro desde su pasado. O dicho de otra manera: no viven en el momento presente. Por ello, al decir que "ya les llegará la hora" ellos nunca lo dicen en presente comprensivo (como experiencia inmanente) sino como presente extensivo (racionalización histórica). Es decir, según ellos "les llegará la hora", pero ésta siempre está en un lejano futuro determinado por el tiempo trascendente evolutivo. No están dispuestos a morir "ahora mismo". Si pudiéramos hacerles ver su ceguera epistemológica y conseguir que vivieran solamente el presente, tarde o temprano (en función de su predisposición gnóstica y de su orientación estratégica) terminarían por descubrir un principio inmutable para los guerreros hiperbóreos: EL MOMENTO PRECISO ES AHORA MISMO.


Con otras palabras, el mejor momento para morir es el instante presente. Los guerreros samurái del Japón feudal buscaban en la batalla su kairos al atacar (mentalidad heroica heredada en los famosos pilotos kamikaze), y por lo tanto su victoria no dependía de la supervivencia individual como ser humano físico. Ellos afirmaban que en el momento preciso en el que te abalanzas contra el enemigo envuelto en un furor místico (como los guerreros nórdicos berserkr), sin que tu mente albergue especulaciones o miedos, sucede que despiertas repentinamente de todos tus sueños. Es bien sabido que un sector de los japoneses adherentes del budismo consideraba la existencia mundana como un sueño del cual finalmente todos hemos de despertar.
Como hemos dicho, el momento preciso es ahora mismo. Parecen dos momentos separados pero en realidad son el mismo: no existe la discriminación temporal en el auténtico "presente". La mentalidad occidental no está acostumbrada a pensar en estos términos, pues en el colegio y en el trabajo se le adiestra al virya para proyectar el futuro en función de unas premisas previas, las cuales han quedado registradas en el pasado y son inverificables desde el presente. El estudiante o el trabajador parten de A para llegar a B, y se limitan a hacer coincidir racionalmente el principio con el final. Desconocen el porqué de esta mecánica, pero cada vez más gente está empezando a sospechar del sistema establecido. Es evidente que vivimos en un momento histórico en el cual la tecnología permitiría a todos los viryas del mundo estar sanos y bien alimentados sin necesidad de trabajar como esclavos... y sin embargo estamos más esclavizados que nunca. La evidente pobreza social es fácilmente solventable con una política nacionalsocialista (en la que el alimento natural, la vivienda y el trabajo fueran una garantía, no un "derecho"), y a pesar de ello las masas están obligadas a aceptar las leyes del "progreso" y del "libre mercado", pues de ello depende su subsistencia.

El virya gnóstico, a diferencia del estudiante o el trabajador, no contempla el TIEMPO como un factor determinante. Muy al contrario, la ética de los que han recordado la Sabiduría Hiperbórea no se basa en mediciones racionales o comparaciones de ningún tipo, sino que la propia "toma de decisión" y la "aplicación" constituyen una identidad que se encuentra en un plano temporal "paralelo", aislado de la influencia del tiempo trascendente (tiempo del mundo). Es decir, el gnóstico vive en un "continuo presente", el kairos ya mencionado, como un samurái que solamente espera, paciente pero atento, el momento exacto para utilizar su espada. Su mente no busca respuestas en el pasado, ni trata de solucionar complicaciones del futuro. Actúa dentro de la circunstancia, y no fuera de ella como si fuera un observador. Actúa cuando la acción es propicia para cumplir sus objetivos.

Volviendo al tema de la muerte: una vez uno supera la infancia, que equivale a la inocencia, un tercer estado ajeno a la ignorancia o la sabiduría, ha de aceptar como verdadero el hecho de que va a morir algún día. A partir de aquí puede el lector observar con total claridad que no es en absoluto importante CUÁNDO uno ha de morir, sino CÓMO muere. Uno ha de morir un día, ¿qué importa morir hoy o mañana, o el mes que viene, o dentro de 5, 15, 30 o 60 años? Cuando se presente ese "momento oportuno para morir" (que la gente corriente intuye que existe aunque sea en un futuro lejano), la única forma que tenemos de lidiar con él es en el presente de ese momento futuro que llegará inevitablemente. Dicho de otra manera: solamente podemos usar nuestra voluntad en el presente, nunca en el pasado o el futuro, que nos son ajenos. Es ahora mismo cuando podemos decidir. No podemos decidir "la semana pasada" o decidir "el año que viene". No, solamente podemos decidir "ahora". Las decisiones se producen en el presente SIEMPRE. Si son decisiones pasadas, entonces "se decidió", o si son decisiones futuras, "se decidirán", pero en ningún caso podemos modificarlas o eliminarlas desde el presente comprensivo, que es el único punto que podemos controlar en nuestro estado actual. Esto se debe a que nuestro tiempo propio es el tiempo inmanente del espíritu (que es cuando nos encontramos dentro del arquémona de la ODAL), y el tiempo trascendente (la sucesión evolutiva mundana) es AJENO a nosotros e impuesto por una voluntad ajena (el Demiurgo, el Arquitecto de esta cárcel). Recordemos un fragmento del Hagakure, que dice: "Si solamente piensas en lo que has de hacer hoy, serás capaz de hacer cualquier cosa". El mensaje ha de entenderse como que no importa lo duro que sea a lo que te enfrentes hoy, porque nada es tan duro como para que no puedas enfrentarte a ello durante un solo día. Lo que pase mañana no puedes conocerlo, pues no es tu presente, y por lo tanto es inútil plantearlo ahora. La clave consiste en tener voluntad para enfrentarse, DÍA A DÍA, a lo que venga, sea lo que sea. Así fue como pudieron sobrevivir y cumplir su misión héroes como Fritz Christen. Si ha de morir hoy, el guerrero lo hará. El guerrero no entiende lo que significa "morir mañana", pues mañana no es hoy, y lo único que podemos controlar es "hoy", el "ahora" del kairos permanente del SELBST. El tiempo no se ha de planificar, pero sí fundamentar conformando una estrategia de liberación. Para ello es necesario un estado de alerta constante, de desconfianza hacia lo creado, pues la estrategia de liberación está proyectada desde lo increado sobre lo creado.

Ha sido prestando atención a los principios de la mística japonesa por lo que hemos sido capaces de sacar en claro material para esta exposición. Haremos un pequeño inciso donde distinguiremos dos tipos de budismo, muy resumidamente y a grandes rasgos. Por un lado, tenemos la corriente sinárquica del budismo, conocido mundialmente como el "budismo tibetano", que se puede encontrar principalmente en países asiáticos como Nepal, India, China y el sudeste asiático. Las cabezas visibles son los "lamas", líderes autoproclamados de los que siguen las enseñanzas del "Buda". Podría decirse que su Buda es similar al Jesús-Cristo hebreo de la tradición brahmánica, de manera que la versión que los lamas propugnan sobre la figura histórica-mitológica del Kshatriya Siddhartha Gautama queda tergiversada y reducida a un sacerdote "pacifista". La máxima aspiración de los lamas y sus seguidores es fundirse con la conciencia cósmica y alcanzar el "nirvana". Solo diremos que los objetivos de este culto al UNO (Demiurgo) no son en absoluto "espirituales", como ellos afirman, sino, muy al contrario, trampas satánicas enemigas del Espíritu. Un ejemplo concreto de esto sería Miguel Serrano, a quien los lamas tentaron a escalar en la jerarquía, pero terminó por huir al reparar en el error que estaba a punto de cometer. Es evidente que esta vertiente del budismo ha afianzado su poder material en esta época de tan alta presión telúrica.

Por otro lado, tenemos la corriente hiperbórea del budismo, llamado "budismo zen" (aunque puede tener otros nombres), el cual es popular en Japón pero se puede encontrar de manera muy reducida en los países mencionados en el párrafo anterior. De hecho, podría decirse el zen ni siquiera es budismo, sino que es algo totalmente diferente. Hemos hablado del zen como si fuera "budismo" por la utilidad que ofrece el compararlo con el budismo tibetano, para que el lector pueda comprenderlo mediante la exposición de sus diferencias insalvables. Considerar el zen como un heredero bastardo de las escuelas budistas de Tíbet o la India parece más bien una manipulación por parte de la Sinarquía. A pesar de ello, evidentemente mucho del significado original del zen se ha perdido en nuestra época. Las diferencias son sustanciales: el budismo zen no tiene cabezas visibles, pues considera que ejemplos como el de Siddharta Gautama son solamente eso, ejemplos de conducta, y, no necesitando seguir un culto colectivo, cada uno ha de erguirse soberano de sí mismo. Los monjes budistas japoneses son célebres por su actitud "guerrera" (aunque solo sea en el ámbito mental), y no por una actitud sacerdotal-sacrificadora-sacralizante. Su visión del Buda es como un líder imperial conquistador. De este modo, los asiáticos también serían cristianos, pero no judeo-cristianos, sino cristianos antiguos, cristianos luciféricos. Esto casaría también con la concepción fomenkiana de que en realidad Gengis Khan fue un Siddha emperador ruso y que la "horda mongola" fue en realidad el ejército de los tártaros, lo cual nos recuerda a Tartessos. No hay que olvidar que hay dos Iberias, la peninsular y la caucásica.

La máxima aspiración del budista zen consiste en vaciar la consciencia para ver más allá del sueño de la realidad, que llamaban Gen ("Maya"). Sobra decir que la muerte juega un papel imprescindible: la muerte es lo que da sentido al camino del guerrero, Bushi-do, que no es otra cosa que el camino de liberación llevado a cabo por los antiguos hiperbóreos japoneses. Es aquí donde podemos establecer el vínculo entre el budismo zen y el taoísmo del círculo Kâula para continuar con nuestra disertación acerca de la muerte. Como ya lo expusiera Bruce Lee (precipitando su muerte), cuando uno se libera de las formas creadas está arribando a un no-ser en el mundo, un no-hacer, acercándose así a la realidad de su espíritu. Este "no-ser" era conocido como TAO por los chinos hiperbóreos. De esta manera, seguir el "taoísmo" sería seguir "el camino del no-ser", de "no-ser" un ente en este mundo. Para los samurái, el bushi-do suponía no la presencia de cualidades humanas, sino muy al contrario, la ausencia de cualidades comúnmente humanas, tales como el miedo o el instinto de auto-conservación.

En vista de lo expuesto, el sencillo secreto se ilumina ante la mente del lector: la base del miedo a la muerte consiste en el apego a la vida. Sin apego a la vida, no hay miedo a la muerte, y tampoco miedo a nada que pueda existir en el mundo. Al desapegarnos de la vida, perdemos el miedo, y es el miedo el principal obstáculo que nos impide el camino de regreso. Hay quien dice que las verdades se ocultan detrás del miedo, y que por eso solamente los valientes llegan a conocer la verdad. Si en el trascurso de tu vida tus actos volitivos suponen tu muerte, ¿qué es lo que sucede? Nada, solamente eliminan a tu personaje dentro del juego de Jehová. El guerrero espiritual SABE que el mundo es solo un sueño, y por lo tanto no teme que "le maten a su personaje", pues sabe que él no es su personaje asignado.

La única moral del guerrero es el HONOR, y la cobardía ante la muerte implica falta de Honor. Tener miedo a la muerte significa que ese sujeto ama la vida, que es lo mismo que amar la esclavitud, pues la vida es una cárcel que se basa en el ciclo interminable de re-encarnaciones. La mirada gnóstica sabe que la vida es una ilusión, y, por lo tanto, si el gnóstico tiene que morir en ese instante, muere sin más (e incluso contento) pues se sabe dentro de una fantasía. La diferencia esencial es ahora clarísima: la persona que tiene miedo a la muerte NO SABE que la vida es una fantasía. La persona que teme morir cree que ésta es la realidad, cree que esto es real, formando parte del Sistema y constituyendo a su vez un enemigo a batir, pues el sujeto anímico defenderá el Sistema que sustenta su consciencia mundana. Es tan sencillo como esto: dado que las cosas del mundo son engañosas, la sinceridad se revela solo en la muerte. El camino del guerrero consiste en vivir como si uno ya estuviera muerto. Es entonces cuando uno camina el sendero de la verdad y puede retornar al Origen. La sinceridad consiste en no mentirse más a sí mismo, en aceptar abiertamente que el momento preciso para morir solo puede darse en el presente. Esta disposición a morir en cualquier momento es propia de la actitud graciosa, aquella que no se toma en serio la farsa del mundo.


Este acto de valor, la conquista del retorno al Origen increado de nuestro espíritu eterno, carece de dudas y cuestiones. Este kairos será visto por unos como un suicidio y, por otros, una liberación, del mismo modo que para unos la vida en sí es una tortura y para otros una bendición. No todos somos iguales; unos dependen de la causalidad representada por la madre (la materia), el padre (su creador) y el hijo (el alma de la humanidad); otros sentimos la libertad correr por nuestra sangre, y luchamos para retornar al Origen del espíritu increado. Para el virya despierto, "liberación" significa vencer a la muerte ilusoria, despertando al espíritu increado y poniendo fin a su cautiverio; en cambio, "suicidio" significa para el virya despierto el estar apegado a la vida creada en torno a unas necesidades emocionales que saciar (la "felicidad"). Al no ser satisfechas, el placer da paso al dolor, que termina por transformarse en sufrimiento, y el sujeto termina pidiendo la muerte como fin de la existencia óntica, pero siendo en todo momento inconsciente de la inevitable re-encarnación.

Sería estúpido por parte de los carceleros de este sistema dejar pistas que insinúen a los esclavos su verdadero pasado. Al contrario, ellos revisan y persiguen en una minuciosa cruzada inquisitoria cualquier indicio que haga pensar al virya que hay una posible escapatoria. Si podemos escribir estas palabras es porque otros lo han conseguido, dejando su legado para que podamos leerlo y experimentarlo por nosotros mismos. Solo el miedo que albergamos en nuestra mente nos entorpece en la lucha por la liberación espiritual. Si todos los miedos son superados, puede decirse que, de algún modo, el virya ya es libre en el Origen, aunque físicamente solo veamos cómo los sacerdotes le persiguen y le martirizan.


LA MUERTE INICIÁTICA



Vamos a analizar desde un punto de vista hiperbóreo la canción "How the Gods Kill" (Cómo los Dioses matan), de Glenn Danzig. La traducción correcta de la letra es la siguiente:

Si te sientes vivo
en un cuarto oscuro
¿conoces el nombre
de tu soledad?


Si no tienes la respuesta
si no conoces la verdad
si quieres el poder
entonces deja que fluya


¿Lo dejarías ir?

Ellos no pueden terminar esta lamentación de mi vida
muéstrame cómo los Dioses matan


Si te sientes vivo
y no tienes miedo
¿conoces el nombre
de aquél al que buscas?


Si quieres la respuesta
si quieres la verdad
mira dentro de tu alma vacía
allí encontrarás la soga


¿Lo dejarías ir?

Ellos no pueden terminar esta lamentación de mi vida
muéstrame cómo los Dioses matan.


Al comienzo del video, vemos a Danzig y a su guitarrista, enmarcados por una arquitectura pseudo-cisterciense. Es de destacar que ambos llevan crucifijos rodeando su cuello, y que además el guitarrista lleva la melena y la barba con un estilo muy similar a las imágenes culturales de Jesús de Nazaret. De hecho, su nombre artístico es John Christ ("Juan Cristo"). Esta canción es de las más interesantes que ha compuesto, y no recomendamos escuchar sus otras canciones debido a su satánica desorientación estratégica, a pesar de que Danzig es un sujeto conocedor de las raíces esotéricas del nacionalsocialismo. Recuerde siempre el lector que todo tiene dos lecturas. No sabemos qué han querido representar en este videoclip desde el punto de vista sinárquico, pero nosotros simplemente ofrecemos una interpretación desde el presente comprensivo.

Este es nuestro análisis: Danzig, su compañero y una mujer con un crucifijo en forma de daga están sentados en una estancia oscura, cabizbajos, melancólicos, cantando suavemente: "Si te sientes vivo en un cuarto oscuro (u oscurecido)... ¿conoces el nombre de tu soledad?". Si el virya siente su individualidad, percibiendo que su espíritu está ahí, pero está dormido, y se siente ajeno respecto al oscurantismo cultural que lo circunda, es importante que conozca la razón de su aislamiento. En las versiones en directo, Danzig introduce una innovación: enfatiza "en ESTE cuarto oscuro", señalándose a si mismo en la frente, como si la cárcel fuese la propia mente. ¿Por qué el "nombre"? Porque la magia que encadenó al espíritu consiste en una serie de nombres en los que se desdobló el Demiurgo al crear el Universo. "Conocer el nombre" significa usar la Cábala, aunque esta puede usarse para diversos fines.

Danzig se pone en pie, y se dirige al espectador con un tono ligeramente más entusiasta: "Si no tienes la respuesta, si no conoces la verdad... si quieres el poder, entonces deja que fluya". Aquí están indicando que la respuesta al misterio del encadenamiento es algo que está bloqueado y que está pujando para salir. Se trata de la memoria sanguínea, cuya emergencia conlleva recordar la verdad y recuperar el poder perdido. Después se queda parado, tuerce el cuello hacia el cielo, y, con los ojos cerrados, vuelve al susurro del principio, repitiendo una y otra vez: "¿Lo dejarías ir?". En un concierto, Danzig improvisa y responde: "¡y por supuesto la respuesta es que no!", en cuyo caso a lo que se está refiriendo es al poder material, que es ilusorio. Esto se debe a que el cantante, en su desorientación, identifica el poder material con el verdadero poder espiritual. Por ello, en su ignorancia, se aferra al poder ilusorio, que le impide la liberación. Si, al contrario, el lector entiende que "dejarlo ir" es el modo de conseguir que el poder fluya, entonces la comprensión es totalmente distinta: al "dejarlo ir" uno se desprende de las ataduras mundanas. Solo mediante la superación de la ilusión, dejando ir el poder ilusorio del mundo, se es capaz de hacer que el poder espiritual fluya.

En el video, mientras Danzig se pregunta si podrá dejarlo ir, se orienta hacia el cielo (donde popularmente se atribuye la morada de los Dioses) y cierra los ojos al mundo. Este video tiene varias versiones, y, en una escena que fue eliminada, Danzig, cuando mira al cielo como buscando una respuesta de los Dioses, aparece la cara de John Christ, mucho más grande en la transposición de planos, que mira ligeramente hacia abajo, como escuchando el lamento de Danzig. Hay un momento en el que se produce el contacto de las caras, como si se hubiese producido un contacto divino. Esto lo relacionaremos con la escena final.

Después, la tonalidad de la guitarra y la voz de Danzig se agudizan ligeramente: "Ellos no pueden terminar esta lamentación (o luto) de mi vida... muéstrame como los Dioses matan", y John Christ se pone repentinamente en pie, entregándose a un solo frenético. Danzig asegura que "ellos", tal vez refiriéndose a los sacerdotes, no pueden aliviar el sufrimiento espiritual que supone la existencia mundana, y les pide a los Dioses la muerte iniciática. Los músicos se mueven convulsamente, como poseídos, al ritmo de los golpes de batería, como si de un ritual se tratase. En el fondo de la habitación aparece una gigante calavera, que podría simbolizar la muerte. Ahora, con voz poderosa, Danzig vuelve a increpar al espectador: "Si te sientes vivo y no tienes miedo... ¿conoces el nombre de aquél al que buscas?". Si el virya se siente único y se ha despojado del miedo a la muerte, es hora de que se encuentre de nuevo con su propio espíritu, que le lleva esperando desde el principio del tiempo. Danzig continúa: "Si quieres la respuesta, si quieres la verdad... mira dentro de tu alma vacía, allí encontrarás la soga". Esto puede interpretarse de dos maneras. Si el virya está resuelto a liberarse puede usar esa soga para agarrarse y salir del mundo creado de ilusión.

Tras los momentos de euforia posteriores a la primera petición de muerte, recuperan la calma, y Danzig vuelve a susurrar: "¿Lo dejarías ir?", remarcando tal vez que la condición para saber la verdad es ignorar a Maya, y de nuevo reitera la petición: "Muéstrame cómo los Dioses matan", esta vez más convencido que la anterior, pues ha decidido traspasar el umbral, y vemos que vuelve a aparecer la calavera simbolizando la muerte. Mientras vuelve a sonar la música ensordecedora de la muerte iniciática, Danzig observa a una mujer, que parece estar teniendo una pesadilla sobre una cama. Una mujer deja caer un jugo translúcido sobre la mujer que duerme, y, mientras Danzig grita como si le estuviesen extirpando su sujeto anímico, la mujer que se hallaba dormida despierta violentamente de su sueño. Podría interpretarse que la mujer rubia representa a Kaly y la mujer a la que despierta representa a Lillith. El jugo podría ser una metáfora del semen mundano transformado en un plasma sutil mediante el amor frío. En su visión, Lillith ha visto un monstruo con aspecto de mujer, con una cabeza con cuernos similar a la de la calavera que aparece en el trasfondo durante la muerte ritual, de manera que tal vez ese monstruo viscoso y sensual simbolice al conocimiento de la serpiente, cuyo saber prohibido conlleva la muerte del sujeto anímico para renacer en el verdadero ser.

En la escena final, vemos a Danzig sentado de nuevo en la arquitectura, esta vez solo. Mientras emite los mismos lamentos del principio del vídeo, sujeta delante de si el crucifijo en forma de daga que antes llevaba la mujer rubia, y lo examina con aire reflexivo, tal vez cuestionándose si lo que ha experimentado era real o solo su imaginación. El crucifijo-daga sería la espada con la que Lillith, manifestada a través de Kaly, ejecuta al Sadhaka durante el Maithuna. Nótese también que Danzig lleva dos cruces, una de tipo crucifijo ortodoxo, de brazos equidistantes, y otra parecida a una Cruz de Hierro. Volviendo a la referencia que hicimos al guitarrista simbolizando a Cristo, recordemos que, al principio, este tocaba una melodía suave como guiando la orientación de Danzig. Ya no hay rastro de John Christ, pero la melodía sigue sonando, como si Danzig hubiese al fin encontrado el verdadero Cristo de Luz Increada detrás de la imagen cultural del Jesús que le ha sido inculcada. En la última imagen vemos fugazmente al monstruo, que podría ser una analogía de Medusa, como si fuese un recordatorio de que, en última instancia, la muerte iniciática es siempre la condición necesaria en el camino de la verdad espiritual, pero es imprescindible no confudir a Lillith con Shakti, lo cual es la intención de la Sinarquía.


Para comprender a lo que nos enfrentamos añadimos un extracto de los FSH. 

EL SECRETO DE KUNDALINI


Vamos a recurrir a un concepto de la Sabiduría Hiperbórea para definir a Kundalini; pero tengamos presente que se requerirían varios libros para fundar esta explicación en la "esencia" de Kundalini y que, criterio que se sigue aquí, es mucho más breve, y sugestivo, referirse a ella describiendo analógicamente su "comportamiento", que no se ajusta, evidentemente, al de una fuerza ciega.

Ya hemos dicho, al hablar de la Cábala Acústica , que, "En verdad el Universo ha sido hecho a partir de contados elementos diferentes, no más de veintidós, que soportan, por sus infinitas combinaciones, la totalidad de las formas existentes". Estos veintidós elementos ( o cincuenta, según las Tradiciones de la India ), pueden considerarse como sonidos o "bijas", es decir, raíces acústicas universales. De este modo resulta que toda "forma" viene a estar sostenida por un "nombre", que es la formulación de una determinada combinación de los bijas principales. Pero, según dijimos en otra parte, una "forma concreta" es la expresión de un "estado" en el proceso evolutivo de los Arquetipos. Hay, pues, una relación entre los Arquetipos y los "nombres sagrados" de todas las cosas, que conviene conocer.

En un principio los Arquetipos son "pensados" por el Demiurgo El Uno (Brahma) y proyectados en el "gran océano psíquico primordial" o "akasha", adonde permanecen en estado potencial. Es el Aliento del Uno, o sea: la pronunciación de los "nombres", el impulso que inicia el proceso evolutivo de los Arquetipos Manú quienes, al desplegarse en la materia, determinan las formas existentes; formas que progresan hacia la entelequia, hacia una más completa manifestación de su propio arquetipo. Es cierto, entonces, que "a cada cosa" le corresponde un nombre secreto, arquetípico; concepto que es manejado desde siempre por la magia y que se encuentra profundamente desarrollado en los sistemas filosóficos de la India, pero que, fundamentalmente, constituye la base de la Cábala Acústica.

Cuando el Demiurgo pronuncia las Palabras, es decir, modula el Aliento, adquiere el aspecto de un Verbo o Logos cósmico. Por la característica que posee el espacio de ser una expresión de las mónadas arquetípicas, cuya manifestación son los Quantos psicofísicos de energía, trutis o unidades U.E.V.A.C., el Aliento del Demiurgo, sus Palabras, llegan a todos los puntos del cosmos, haciendo posible que se plasmen las formas allí donde la materia permita los procesos evolutivos de cada Arquetipo particular. Esta compenetración es evidente en el microcosmos del cuerpo humano, en donde se reflejan todos los procesos del macrocosmos. Especialmente vamos a citar aquella parte del microcosmos que representa al aspecto "Logos" o "Verbo" del Demiurgo macrocósmico: Kundalini.

Kundalini es, en el cuerpo humano, el Logos "creador" o "plasmador de formas", expresión análoga del Logos Solar o Logos Cósmico. Está "dormido" porque el microcosmos YA FUE CREADO, y evoluciona, siguiendo el proceso del Arquetipo Manú de su raza. Pero el motivo principal de la inacción de Kundalini es la sincronización rítmica del microcosmos con el macrocosmos de El Uno, porque tal sincronización significa que hay simultaneidad de procesos y que la evolución del microcosmos no se apartará del proceso arquetípico.

Siendo por naturaleza un Logos, el "despertar" de Kundalini, implicará la pronunciación (japa) de ciertos nombres (mantras). En efecto: durante el ascenso por el canal shushumna, y en su "descanso" en cada chakra, Kundalini, recita PERMANENTEMENTE bijas y mantras tal como corresponde a un auténtico Logos, cumpliendo así una función de calidad superior a la que le atribuye la creencia vulgar: "energía ígnea", "fuego serpentino", etc.; pero en todos los casos: fuerza de acción refleja.

Este carácter de "Logos" es el responsable de que todas las yogas que proponen el fin exotérico de "despertar a Kundalini" acaben en la "fusión con el Demiurgo"; en la identificación absoluta del "yo" con El Uno cósmico. Este efecto se debe a la función "armonizadora", o sincronizadora, que Kundalini cumple al REPETIR LOS NOMBRES (bijas o mantras) DE CADA PARTE DEL CUERPO FISICO (y de los cuerpos sutiles) Y VERIFICAR QUE REFLEJEN CORRECTAMENTE LOS PROCESOS COSMICOS. Por este "comportamiento" de Kundalini los yoghis que buscan efectivamente alcanzar los Samadhis o éxtasis contemplativos, y aún la fusión con El Uno, logran resultados asombrosos; debe ocurrir así desde el momento en que el Logos, despierto en el microcosmos, reproduce fielmente los bijas del Aliento Cósmico, equilibrando todas las desarmonías y sincronizando todos los ritmos biológicos. Se comprenderá ahora por qué calificábamos de suicida, para aquel que busca la individualidad absoluta, a la persecución del objetivo exotérico de las yogas (despertar a Kundalini): PORQUE AUMENTA AUN MAS EL ENCADENAMIENTO MATERIAL DEL VIRYA.

Ha de quedar perfectamente en claro, entonces, que Kundalini NO DEBE SER DESPERTADA si no se poseen las claves para aprovechar su poder RE-CREADOR, pues SU VERBO tanto puede representar la Voluntad de El Uno, EN EL MICROCOSMOS, para asegurar la evolución, como la voluntad propia, para producir la mutación.

La Sabiduría Hiperbórea asegura que Kundalini tiene la "misión secreta", entre otras, de intervenir inmediatamente "SI LOS NEXOS NATURALES ENTRE EL MICROCOSMOS y EL MACROCOSMOS SON ALTERADOS, DESDE EL MICROCOSMOS, POR PRACTICAS DE YOGA; EN ESE CASO KUNDALINI INTENTARA RESTABLECER LOS NEXOS RE-CREANDO COMPLETAMENTE LOS CUERPOS (físico, emocional, mental, etc.) DEL MICROCOSMOS PARA CONECTARLO O RE-CONECTARLO CON EL DEMIURGO; PERO SI ESTO NO ES POSIBLE KUNDALINI INTENTARA DESTRUIR AL MICROCOSMOS, PUESTO QUE YA NO CUMPLE CON SU DESTINO DE EVOLUCIONAR HACIA LA ENTELEQUIA DEL ARQUETIPO MANU". Se comprende, pues, el peligro a que se expone un virya hiperbóreo, QUE ODIA LA OBRA DEL DEMIURGO, si "despierta a Kundalini" y ésta le sume en un éxtasis nirvánico: es posible que de ello derive la locura o alguna seria lesión en su cuerpo físico o sutil. Por eso la Sabiduría Hiperbórea le dice al virya que juega con la yoga:

“¿qué harás, tú que aún crees QUE EL SEXO “ES MALO”, cuando Kundalini diga LAM y tus gónadas SE SEQUEN?

y: “¿qué harás, tú que aún padeces ANGUSTIAS Y TEMOR, cuando Kundalini diga VAM y tu suprarrenal SE DISUELVA?

y: “¿qué harás, tú que aun SUFRES Y GOZAS por las cosas del mundo, y aún sientes el FUEGO de la ira y el FRIO de la indiferencia, cuando Kundalini diga RAM y tu páncreas SE CALCINE?

y: "¿qué harás, tú que aún AMAS y ODIAS, cuando kundalini diga YAM y tu corazón estalle y SE VOLATILICE?

y: "¿qué harás, tú que aún HABLAS y ESCUCHAS, cuando Kundalini diga HAM y tu tiroides SE DESINTEGRE?

y; "¿qué harás, tú que aún VES SIN VER cuando Kundalini diga OM Y sobrevenga TU MUERTE?

Estas preguntas, y muchas más, hace la Sabiduría Hiperbórea AL VIRYA HIPERBOREO, es decir, A QUIEN EL DEMIURGO TOMARA POR ENEMIGO e intentará destruir. Sin embargo la respuesta no implica ABANDONAR la práctica del yoga "A PRIORI" sino, como decíamos antes, operar estratégicamente con las técnicas tántricas luego de saber "qué" significa despertar a Kundalini, (algo que ya hemos explicado) y "para qué" y "cuándo" se puede acudir sin peligro a las técnicas de retención seminal en el maithuna. Debemos investigar, entonces, estas dos últimas condiciones.

Para conocer con exactitud "cuando" un virya puede emplear con éxito las técnicas sexuales del tantrismo hay que partir de una afirmación fundamental de la Sabiduría Hiperbórea: el sadhaka NO DEBE AMAR "CON EL CORAZON" A LA MUJER DE CARNE. Esta revelación seguramente será tomada con sorpresa o desdén por aquellos que efectúan las prácticas tántricas "con la mujer amada", una figura muy cara a la fantasía occidental. A quienes así proceden la Sabiduría Hiperbórea los denomina simplemente "viryas ignorantes" pues "lo ignoran todo sobre Kaly".

Verdaderamente causa risa pensar que la ignorancia llegue tan lejos como para creer que en el maithuna con la "esposa" (o "amiga" o "amante") se encontrará la liberación que prometen los textos sagrados orientales: eso es tener una pobre idea de Shiva y de Kaly. Pero la risa acaba aquí pues tal ignorancia es sumamente peligrosa ya que, para una pareja occidental, los resultados suelen ser desastrosos y es mas probable que en lugar de la ansiada "liberación" lo que se obtenga sean alteraciones psíquicas irreversibles.

No se debe, pues, amar a la mujer con la cual uno se ayunta para practicar el maithuna tántrico, pero, entonces ¿qué sentimiento hay que sentir hacia ella?: NINGUN SENTIMIENTO. Hemos planteado esta pregunta para destacar la dificultad que existe en occidente para concebir una relación NO AFECTIVA con la mujer, dificultad que no se presenta en la mente de los orientales PARA QUIENES FUE REVELADO EL METODO TANTRICO.

Para completar el capítulo ofrecemos un extracto de la novela mágica:

Oh Pyrena,
Diosa de la Muerte Sonriente
Tú que tienes la Morada
Más Allá de las Estrellas
¡Acércate a la Tierra de los Elegidos
Que Por Ti Claman!
Oh Pyrena,
Tú que antes Amabas con el Calor del Fuego a los Elegidos
y después los Matabas
¡Recuerda la Promesa!
¡Asesínalos primero con el Frío del Fuego,
Para Amarlos luego en Tu Morada!
Oh Pyrena,
¡Haz que Muera en Nosotros la Vida Cálida!
¡Haznos conocer a Kâlibur,
la Muerte Fría de Tu Mirada!
¡Y Haznos Vivir en la Muerte
Tu Vida Helada!
Oh Pyrena,
Tú que una vez Nos Concediste
la Semilla del Cereal
para Sembrar en el Surco de la Infamia,
¡Mata esa Vida Creada!
¡Y deposita en el Corazón del Elegido
la Gélida Semilla de la Piedra que Habla!
Oh Pyrena,
Diosa Blanca,
¡Muéstranos la Verdad Desnuda
por Kâlibur en Tu Mirada,
y ya no seremos Hombres sino Dioses
de Corazón de Piedra Congelada!
¡Kâlibur, Tus Elegidos Te Claman!
¡Kâlibur, Tus Elegidos Te Aman!
¡Kâlibur, Muerte Que Libera!
¡Kâlibur, Semilla de Piedra Congelada!
¡Kâlibur, Verdad Desnuda Recordada!